jueves, 16 de febrero de 2012

El terror en el lavabo continúa

Si en la primera entrada del blog comentaba el terror padecido al descubir que, aparentemente, todos los excusados se encontraban embozados, y que pese a no ser así, la visión resultante siguió siendo igualmente terrorífica, hoy voy a narrar como, a la hora de lavarse las manos, cuando crees que el terror ha acabado, el terror, desafortunadamente, continúa. Esto es lo que uno ve cuando se acerca a la pila:

En cristiano: "Los empleados deben lavarse las manos"

Como dije, terrorífico. Porque uno recapacita y, lo que uno da por garantizado, uno de los pilares de su educación, se da cuenta de repente que no forma parte de todas las personas. ¿Que los empleados deben lavarse las manos? ¡Pero bueno! No sólo los empleados, también tenía la esperanza que todos los clientes se las lavasen. Pero mi experiencia aquí me ha demostrado que eso no sucede en un alto porcentaje, ves a tus compañeros de aliviadero salir directamente por la puerta tras aliviarse.

Entonces cuando piensas que, quizás el bocata que te acabas de comer con tu cervecita, ha sido preparado por un empleado que no se ha lavado las manos después de usar el baño. Y es que, si es necesario poner un cartel así en la pared, es porque, sencillamente, hay más de un empleado que suele pasar por alto esta sana costumbre. Lo que yo decía, uno sale del lavabo con una más que perceptible sensación de intranquilidad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario